Al mundo no le interesa mi abuela

De todo un poco y de nada un mucho.

martes, 11 de mayo de 2010

El camión de la mudanza se cayó por despeñaperros

LA MUDANZA HA SIDO REALIZADA SIN ÉXITO, PERO REALIZADA. Como diría mi amiga la gitana convertida al pijerío, "maravilloso, maravilloso".

http://almundonoleinteresamiabuela.wordpress.com/



Marcho a la competencia, vassshhha.

jueves, 6 de mayo de 2010

achilipum apum apum

me mudo
me traslado
cambio de barrio internauta durante esta semana
avisaré cuando me ubique en nuevo hábitat

un abrazo gigante
fuerza y alegría

miércoles, 5 de mayo de 2010

Al del campo lo desprecia, El Cabrero

Regreso con la ciudad en el "sentío"
y el campo en el "costao" izquierdo.


Os presento a El Cabrero. Inicio la semana bloguera con un fandango. Gran letra.

viernes, 30 de abril de 2010

Un poquito de poesía para endulzarme

Mi último descubrimiento poético, Ernesto Cardenal

Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo.




P.D. Un ser nuevo que añadir a la lista de personas de quienes intento aprender con ahínco.
P.P.D. Hasta el miércoles cinco de mayo si sobrevivo a la vida, si sobrevuelo a la muerte.

jueves, 29 de abril de 2010

Un poquito de terapia que me agrio

Tengo el temor de caer en un pesimismo crónico, no desde mi persona, porque habita en mi interior luz respecto al vivir, sino en relación a la vida en general, a lo que me rodea. Creo que es una etapa por la que debo pasar, necesito reflejar de manera clarificadora todo el mal que me rodea, la hipocresía en la que ando inmersa, sufro complejo de libro de reclamaciones, todo lo que me rodea puede ser de otra manera, una manera que sin ningún esfuerzo llevaría a un mundo más justo, más limpio, más inocente, más imaginativo, más cariñoso. Aclarar todo para desde la claridad conseguir bajarme de este mundo.
Voy a quejarme, sí, lo voy a hacer, y desde la quejitis aguditis evolucionar en esta etapa que deseo que acabe porque necesito renovar mis pulmones, mi sangre, mis poros.
Ayer asistí a una charla de Ignacio Sotelo, adoro escuchar palabras sabias, sobre todo cuando proceden de un hablar pausado y conocedor, sobre todo cuando esas palabras son acompañadas por brillo en los ojos. Esta persona me presentó a Aranguren, lo dio a conocer como el último intelectual español. Ayer por la noche, tras una conversación infinita con mi vecina (una señora mayor que habla tropecientos idiomas y que tiene para contar tropecientas batallas), coloqué el flexo en posición dormilona, de manera que descansase mientras alumbraba el habitáculo, no muy conforme con la posición que yo creía la mejor dio un último crujido y noté en la luz de la bombilla que ahora sí que sí se encontraba cómodo; coloqué en un plato unas rodajas de tomate y unas porciones de queso de cabra con su poquito de aceite de oliva de Gibraleón (pueblo de mi padre), unos granos de sal y albahaca, puse la mesa y me senté a alimentarme; tras la cena busqué en el ordenador a Aranguren y voilá, en youtube, el gran periodista Soler Serrano entrevistó a José Luis Aranguren y un alma solidaria lo colgó en internet, una hora escuchando la lucidez protegida por dos arrugas simétricas que iban de las aletillas de la nariz hasta la barbilla, un rostro alargado, unas gafas con patillas suspendidas en la lejanía del descanso de las orejas, un padre que con dolor habló de la muerte de un hijo que era subnormal, mongólico, palabras que ahora, fruto de la sensiblería (estúpida) en la que nos encontramos son innombrables, habló de la democracia como un régimen aburrido, nada creativo e imaginativo, de su disgusto hacia la gente que no se compromete, seguidor de una izquierda cultural, alejado del partidismo político. Belleza.
Entonces pienso en la sociedad fábrica en la que andamos inmersos, en una sociedad de vagos mendigos de salario, en una jerarquización de conocimientos que consiguen anular cualquier vestigio de creatividad colectiva, en una división del trabajo tan especializada que hasta para arreglar un par de zapatos tengo que ir al zapatero del pie izquierdo a llevarle un zapato, y el del pie derecho a otro zapatero, me hace gracia la valorización hacia la población universitaria, no concibo la legalidad en la que andamos inmersos pues oprime mi libertad y me convierte en un electrodoméstico más del S.XXI, siendo las leyes mi libro de instrucciones, ¿y si decido llevarme toda mi vida centrifugando?, ¿estaría estropeada? 
Un poquito de AAAAGGGRRH para vaciarme, que me pesa el pensar.
Fuerza y Alegría.

miércoles, 28 de abril de 2010

Dolor de muelas

Tengo que rellenar una carilla de letras, evidentemente las letras han de formar palabras, que a la vez formarán frases que deben tener algún significado. Es miércoles, tengo un dolor de muelas bastante curioso, la culpa es de la muela del fondo a la izquierda, la de juicio, que está alborotando toda mi superficie bucal, me acabo de tocar mi moflete izquierdo y está ligeramente hinchado, me toco las dos mejillas y la de la izquierda está como inflada, me duele, no he tomado nada, me gusta el dolor porque cuando desaparece soy consciente del valor de estar bien. Jorge Drexler acompaña estas palabras, su nuevo álbum, “amar la trama más que el desenlace”, pues sí, porque cuando el desenlace acaba nos retorcemos la cabeza recordando lo bello de la trama que ya vivimos, y con las prisas, la ansiedad por descubrir el fin, no disfrutamos del trayecto; a mi me pasa que después de una bella experiencia, desearías que hubiese sido filmada para poder ver la trama, una pantalla grande de cine, si es en un cine de verano mejor, yo sóla mirando la pantalla y descubriéndome protagonista de la historia. Entra el sol por la ventana, los pájaros pasan de un lado a otro piando, cantándome que la primavera ya llegó, faltan cinco minutos para que la puñetera fuente de la plaza arranque, es horrible la prostitución de la naturaleza, las fuentes han de estar en lugares alejados de las residencias, en parques, en zonas alejadas, para acercarte a ellas, escuchar el agua caer, porque tú lo decides pero no puede ser que medio día me lleve escuchando caer un agua falsa, que supongo que está genial para el que viene a tomarse la cerveza en la plaza, pero no es agradable ese ronroneo, además, a veces cuando echo alguna cabezadita y en el despertar escucho el agua, pienso, qué bueno, estoy en la playa, pero al abrir los ojos me enfrentó a la realidad de estos metros cuadrados que me acogen pero no terminan de abrigarme. Otro ejemplo de prostitución de la naturaleza es la de la nieve en pueblos como el mío, donde por situación geográfica es muy difícil que nieve, pero se empeñan en prostituir la naturaleza, por lo que una generación de niños en mi pueblo, crecerán recordando la primera vez que vieron “la nieve”, lavavajillas concentrado con agua expulsado por un gran cañón en la plaza principal del pueblo. Tengo los hombros quemados por el sol, ¡tremenda sensación!, llevan mis pies unos días conociendo el parque nacional de Sierra Nevada, ayer estuve seis horas andando por la madre naturaleza en su máximo esplendor; buscas una piedra que sobresalga ligeramente de la montaña, para sentarte con las piernas entrecruzadas, la espalda erguida, y los ojos proyectados al frente, al espectáculo de la naturaleza, pero éstos realmente están volcados hacia dentro, proyectándose en el habitáculo izquierdo que hay a la altura del pecho, la música de fondo es la de mi respiración, emoción. Perdonen a las personas que tengo cartas pendientes, pero estoy tan absorta en mis cavilaciones que no recuerdo, que se me va la cabeza, que olvido todo pero recuerdo todo, entonces es como si en mi cabeza hubiera atada una cuerda que arrastra un carrito, como el carrito de Daniel el travieso, pero el triciclo es mi cabeza. No es una excusa, me encantaría resolver las pequeñas cosas pero no estoy aquí, últimamente no estoy. Estaba pensando en como la gente entra y sale de la vida, como la gente entra y sale de la rutina de diferente manera a como lo hacen del corazón. Dicen que la amistad no necesita de frecuencia, que el amor sí, opino que es cierto. Cuando la amistad ha sido firmada con una mirada sincera, lo demás... “que sea lo que tenga que ser”. Hace tiempo que no bailo, del verbo bailar, no sevillanas, que ésas están más frescas, me refiero al baile de ojos cerrados, a veces las manos levantadas, y el cuerpo agitándose levemente de una lado a otro, ese baile de articulaciones poseídas por la musicalidad de la vida. Hace algún tiempo que no disfruto de la naturalidad de la vida, de ese dejarse llevar que deja una sonrisa al despertar el siguiente día. Quiero que me peguen una paliza, sí, que me den patadas, que me den tortas, que me tiren del pelo, que me empujen. Deseos de ser existencia. Bendecir el día a día con el ocaso en la nuca, soporta los atardeceres de la compañía que no aparece. Pasa por delante el tiempo con aires de superioridad, aborrezco el tiempo que me mira desde alturas. Sólo tengo nada, y la nada se  me escurre entre mis dedos temerosos de soportar vida. Hay música que de vez en cuando, despierta latires rutinarios de pum pum. Hay silencios que acuestan a veces, los miedos más fúnebres que intento evadir. Las sonrisas las busco con el dolor de la belleza expuesta ante mis ojos. El sentido de la vida se me escapa, sin querer, y queriendo también. Cómo no amar lo que fue, aunque me convenza inútilmente por lo que no sería. Hay momentos de para siempre, pero casi prefiero la sucesión infinita de ahoras. Ahora y en el ahora del ser que no termina, con puntos finales sino con puntos suspensivos. Hay algún blanco y algún negro que me agita, pero son la infinidad de grises los que anclan mis rodillas. Rodillas que sangran por el roce de la tierra en mi ser ansioso de vida, que gotea sangre con dubitativos. Dudar por ejemplo de los deseos de ser existencia: sentir, sentir que me tocan, sentir que me observan, sentir que me besan, sentir que me abofetean, sentir que me abrazan, sentir que me patalean, sentir que me acarician, sentir que sangro, sentir que me susurran al oído, sentir que me arañan, sentir que me cantan, sentir que me gritan, sentir que me acompañan, sentir que me apedrean, sentir el silencio compartido, sentir que me queman, sentir el estómago vacío, sentir el sudor por todo el cuerpo, sentir sed, sentir que muero, sentir que sobrevivo, sentir que siento. 

A flor máis grande do mundo, José Saramago



¿Y si las historias para niños fueran de lectura obligatoria para los adultos? ¿Seríamos realmente capaces de aprender, 
lo que desde hace tanto tiempo, 
venimos enseñando?

martes, 27 de abril de 2010

Diarieando... + Amaste las paredes de tu infancia con tanta obsesión

   Me encontré en un precipicio que invitaba a mis posaderas a sentarse, pensé, no debo sentarme ahí, es peligroso, nadie sabe que me encuentro aquí, si me caigo, el suelo que finalmente me aguardará, lo hará con mi cabeza hecha un rompecabezas, además, no me despedí. Entonces volví a pensar, pensé en no pensar, sin darme cuenta, me encontraba con mis posaderas en el precipicio, mis piernas balanceándose tan alegres, mis ojos, desplazados por ellos mismos y por la cabeza, intentaban atrapar la belleza del lugar en ese recorrido de trescientos sesenta grados que te permite el cuello (no en plan niña del exorcista, sino giro en plan “dal sela, pulil sela”). La conclusión que pude sacar de los pensamientos que acudían, que intentaba desarrollar, los sentimientos que aparecían, que intentaba descifrar, es que somos hormiguitas en tremenda creación. ¿Para qué tanto, si lo pequeño es tan hermoso me pregunté? A esa pregunta le vino otra, ¿qué es tanto, cómo medir esa cantidad? Me contesté, pues tanto es lo mejor, lo correcto, pero no conseguía aislar mis cavilaciones del mundo de los terceros. Intentaba callar todo lo que tuviese que ver con lo que me rodea, ansiaba encontrar mi respuesta, mi mejor, mi correcto..., pero siempre aparecían terceros. No sé si soy para mi o para los demás.   Siempre he creído que el verdadero sentido del vivir reside en la combinación perfecta entre uno mismo y las personas que quieres (de manera más cercana y no tan cercana porque yo quiero a la humanidad).  
   Aún no soy, pero nunca espero dejar de ser, al menos mientras viva, debo empezar a escribir mi propio credo.
   Veo una bella luz al final del camino, por lo que tengo que seguir colocando un pie delante del otro, ya sea andando, corriendo, tropezando o haciendo el pino.
   Acompañan a esta descripción de un momento del día de hoy, unas palabrejas de hace unos años, las recordé por lo de hacer el pino.

Amaste las paredes de tu infancia con tanta obsesión

Amaste las paredes de tu infancia con tanta obsesión 
que no puedes despegarte de ellas, 
la caja de herramientas desapareció 
y tus manos desprotegidas desconocen el pomo que abre la puerta,
odioso mundo el del bricolaje 
que te sugiere herramientas que nunca encuentras,
inútiles laberintos que siempre tienen una puerta abierta.
Suframos las desgracias de lo bello 
y la belleza de la maldad,
nos ahogamos en un vaso vacío 
y buceamos en madejas ebrias,
añoramos que nos despierten largos cabellos
encontrándonos con calvicies aceitosas.
He subido los escalones de dos en dos 
y se me ha roto el pantalón,
a continuación he bajado de medio en medio 
y se ha despegado el tacón,
decidida a no subir ni bajar más
me he resbalado en el liso mármol,
ahora me desplazo haciendo el pino,
ya no me caigo, 
es el mundo el que anda borracho.
Cantaste en el monte del silencio
qué simple desafío,
desentonas en el monte de la multitud
no es valentía si de payaso vistes tú.
El tiempo pumpumpea encima de mi cabeza
me chiva que ya es hora, 
que el sofá me pesa,
absurdo cascarrabias todo el tiempo temporizando
para qué tantas alarmas si nadie le hace caso.
El mundo va a explotar cuando menos lo esperemos
quien sabe si al salir de la habitación te picará un cangrejo,
no cojas la moto que te coja mejor ella
anda por la derecha que por la izquierda caminan los porretas.
Obsesiones que nos muerden 
el botiquín a la espera,
caducándose siempre los fármacos 
que protege en su nevera.
El agua desoxigenada, 
el alcohol consumido por el borracho,
las aspirinas vendidas como tripi, 
el betadine siempre espachurrado.
Quien te invita a una cena 
se olvida de encender las velas,
debe avisarte si hay velas 
porque si no te quedas a dos velas.
Imaginas imaginándote 
y nada de lo que imaginas se presenta,
maldita imaginación 
que el dócil cazurro nunca espera.
Temor de la élite que el plebeyo neuronee
por ello absorben neuronas, 
mutilan sus pasos, 
materializan sus almas,
droga, droga, que las tarjetas chispeen.
Oh plebeyos ignorantes
creéis merecer un altar,
cuando vagáis en la vacuidad
siendo el nicho vuestro altar.
Que sí, que sí
que no, que no
que siempre vence
el corazón.
¿Ilusa yo?
tu halago tartamudea mi corazón
¿ansiosa yo?
de placer inagotable 
¿acaso hago daño a alguien?

lunes, 26 de abril de 2010

La verdad y la mentira caen.


Y la verdad cae...
y la mentira cae...
Avanzaron en tropel las caricias
de una manos titubeantes,
hacia una piel curtida
por interminables engaños.
Y la mentira cae...
y la tristeza la soporta.
Los dedos sentían avanzar
en la cordillera del dolor,
donde la suavidad no existía
y las asperezas cortaban.
Y la verdad cae...
y la sonrisa la soporta.
No habían poros en esa piel
sino pozos bombardeados,
no habían vellos en esa piel
sino dagas desafiantes.
Y la mentira cae...
y la sonrisa la soporta.
Tan deseosos los dedos
de calmar la angustia,
tan atormentados por encontrar
una superficie tan quebrada.
Y la verdad cae...
y la tristeza la soporta.
La piel reflejaba una vida
sumida en la melancolía, 
que no supo regar el latir
convirtiendo su tez en sequía.
Y la alegría soporta.
Y el pesar soporta.
Regadera de lágrimas
que hidrata el caminar.
Porque reír y llorar
es llover y secar,
y viceversa,
porque sonrisa y lágrima
es rayo de sol y gota de lluvia,
y viceversa.
Y la vida vive...
y los pasos la sostienen.
______________________________________________________________________________

P.D. Benjamin Zander dijo 
"Yo tengo una definición del éxito. 
Para mí es muy sencillo. 
No se trata de riqueza, de fama ni de poder. 
Se trata sobre cuántos ojos brillantes tengo alrededor".

viernes, 23 de abril de 2010

Composición VII, Kandinsky

Recuerdo aquella exposición.
Recuerdo mi yo con el mi de Kandinsky.
Recuerdo mi progresión en la lectura del cuadro.
Recuerdo como una voz se acercó a mi oreja.
Recuerdo como gracias a la voz ese cuadro crecía.
Recuerdo que traspasaba las paredes que le soportaban.
Recuerdo que a mi yo se unieron el yo de la voz y el yo del autor.
Recuerdo mis pelos de punta ante tanta emoción.
Recuerdo el escalofrío del sentir infinito.
Recuerdo el amar sin punto y final.
Recuerdo el ser con punto y seguido..

jueves, 22 de abril de 2010

"La máquina ha venido a calentar el estómago del hombre pero ha enfriado su corazón", Miguel Delibes


No es imposible, 
quiero decir..., 
es posible. 
Se necesitan dos manos, 
no más, 
se necesita voluntad, 
no menos.
SOBRE EL LIBRO ACABADO
Recién acabé un libro, es bello acabarse un libro, es como alimentar la vida de otras vidas, estoy hablando de libro de historias, no de libro de ensayos. El alimento del ensayo es diferente, cambia el ritual de la comida de estas letras, completamente diferente la digestión de la lectura. Este libro es Las ratas, de Miguel Delibes. Me recomendó este libro, Lutgardo, hace años, recuerdo perfectamente el momento, me resulta muy curioso el acordarme tan bien, pues fue una persona que pasó de puntillas por mi vida. Era pequeña, de esas tardes que acompañaba a mi padre en la nave de las fresas, me llevaba los patines, y en ese liso suelo rojizo, daba vueltas, y vueltas, y más vueltas. Él se encargaba del papeleo, trabajaba en la oficina, era una persona que resaltaba dentro de la cuadrilla, pues era tan blanco de piel, sus gafas redondas, su hablar pausado, sus manos suaves, tan diferentes a las curtidas manos del campo. No sé cómo ni a cuento de qué, pero me recomendó este libro, siempre estuvo en mi cabeza, Las ratas, Las ratas, Las ratas. En los paseos libreros, de ésos en los que no llevas lista de libros, me refiero a una lista física, pero si tienes una perenne lista de libros en la cabeza, ésta siempre es más pasional que cerebral, por lo que es más de agradar. Pues Las ratas me huían, y no fue hasta hace unos meses, en uno de los paseos sevillanos con mi hermana mayor, cuando Las ratas salieron del subsuelo y se posaron en mis manos, y mi hermana que conoce el brillo de mis ojos lectores me dijo “te lo regalo”. Una belleza de la vida: un libro que deseas poseer y lo consigues, una plus-belleza de la vida: un libro que deseas y es regalado, una plus-belleza al cubo: que ese libro tenga dedicatoria. 
Ya está la obra dentro mía, ahora continúa el proceso digestivo, recordarlo u olvidarlo. Si lo recuerdo cuando pase el tiempo significará que será colocado en el primer estante de mi futura biblioteca, significará que durante la vida haré referencia a algunos de sus personajes, principalmente a El Nini, ese niño paciente que nació y vive con la chispa del bien mamado y de la sabiduría obtenida de manera natural, nada forzada, de esas personas que sin querer entran en los corazones, no hace falta que pidan permiso, nunca te encontrarás en actitud de alerta hacia él, de esas personas que tienen clase, como describía M. Vincent hace unas semanas en su artículo Tener clase, “ese toque de distinción, que emana de sus cuerpos, son ellos los que purifican el caldo gordo de la calle y te permiten vivir sin ser totalmente humillado”. Si lo olvido, será o porque no disfruté desde el comienzo de la digestión, por lo cuál quedará memorizado como libro rumiado, aquel que necesita de una segunda lectura obligatoria, si olvidé detalles de su contenido y disfruté durante su lectura, quizás será porque el autor escribía como los ángeles, si lo olvidé del todo, seguramente será porque no lo leí, lo hojeé, pues mis ojos avanzaban en los renglones pero mi cabeza estaba muy lejos de esas páginas. 
Tengo la sensación que El Nini no será olvidado, ni El Ratero será olvidado, me da que tendré que leer este libro más veces, para recordar las cosas importantes de la vida, como pueden ser la integridad, la dignidad, la paciencia, la labor y el esfuerzo.

martes, 20 de abril de 2010

Mordiscos complacientes

  

  Cuando los dulces melocotones de la huerta supieron que iban a ser devorados por complacientes bocas, lloraron de alegría. 
  Lloraban porque sabían que su destino este año sería diferente al de sus antepasados, ése pasado que consistió en que generaciones y generaciones de melocotones fueran asesinados en su plena juventud, en ese tránsito de la vida que camina de la infancia a la madurez. Sus vidas eran arrebatadas respaldadas por el democrático argumento del libre comercio (pobre libertad, pobre democracia, pobres argumentos), aquel que urgía al genocidio del fruto criado con amor por el campesino para ser devorado por el cliente criado en tierras donde antes, no hace mucho, sus compatriotas campesinos cultivaban con amor frutos donde afortunadamente no urgían los dineros sino el gusto por el buen comer.         
  El campesino lloraba por cada fruto asesinado, le consolaba, cuando tras la recolecta impuesta por el mercado y no por la madre tierra, paseando entre sus árboles, veía algún melocotón salvado del genocidio que con sonrisa sabia le pedía a su amo que le arrancase de la vida que le pesaba y le comiese con mordiscos complacientes.

lunes, 19 de abril de 2010

Ante tanto mal..., hay tanto bien...

   Ante tanto mal..., hay tanto bien..., como dice D. Facundo Cabral "que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que le destruya hay millones de caricias que alimentan a la vida". "Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón" escribió D. Fito Páez para la gran voz de Dª. Mercedes Sosa. 
   Ando en momento "adobado". Son etapas que se repiten en mi persona, es como si mi cabeza estuviese aprisionada, sin darme cuenta me encofraron la cabeza y la llenaron de hormigón, a la vez, alicataron mi corazón, y para terminar la faena, escayolaron mis piernas, o sea, que ahorita mismo tengo complejo de adosado.
   Una mañana más acudí al cuaderno de D. José Saramago y continúa la entrada del 13 de febrero "Ni leyes, ni justicia" (altamente recomendable), lo echo tanto de menos en mis lecturas matutinas, ya sé que están sus libros, pero el momento blog era más liviano, un fresco salpicón de lucidez para despertar. ¿Estará enfermo? ¿Por qué pensar en negativo? Seguramente mando a freír espárragos las nuevas tecnologías y cada mañana mientras pasea por las playas mallorquinas, escribe en una libreta de hojas amarillentas con una pluma que le regaló un gran amigo. Pero..., pasa que Dª. Mercedes Sosa se fue y no la escuché en concierto, pasa que Mario Benedetti también partió, D. Gabriel García Márquez está enfermo..., y yo no sé nada, y lo que deseo leer no me da tiempo, y lo que debo leer me dan arcadas, lo que ansío leer está en libros que cuestan moni, lo que tengo que leer son horrendas fotocopias que vacían mi cartera de moni. 
   No sé a dónde iré, ni sé de dónde vengo, la única seguridad es que coloco mi mano derecha en el pecho y siento que algo se mueve.

martes, 13 de abril de 2010

¿Cómo se te queda el cuerpo?



Humilde listado de documentales que nos llevan a reflexionar sobre los engranajes que mueven este mundo que habitamos. No aconsejo verlos todos de una sentada, además creo que es imposible, pues el desgaste reflexivo y emocional es brutal, además de ser indigesto y propenso al suicidio. Requiere un esfuerzo, éso sí, requiere un tiempo, éso también, requiere unas conclusiones finales, que serían interesantes poder compartir en voz alta con compañeros, con amigos... Otorga un escudo de conocimiento con el que poder combatir la invasión "informativa" de cada día, con el que hacer frente a la verdad y a la mentira.
   - No a la venta del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa en coproducción con la UNED (2009)
   - La doctrina del shock de Naomi Klein y Alfonso Cuarón (2007), basado en la obra de mismo nombre escrita por Naomi Klein.
   - The trap de Adam Curtis, la serie documental fue emitida en marzo de 2007 en la BBC y consta de tres episodios: Jode a tu compañero, El robot solitario, Te forzaremos a ser libre.
   - Zeitgeist de Peter Joseph (2007).


P.D. Hasta el lunes 19 de abril de 2010. Fuerza y alegría.